Era un rancho de totoras
hecho de paja y terrón
todas las tardes llegaba
entonando esta canción.
Canción que nunca se olvida
quisiera escucharte
en tu ritmo triunfal
de luto están las guitarras
y de duelo el arrabal.
Por un sendero muy largo
se fue para no volver
elevando rango a rango
las canciones del ayer.
El corazón tengo herido
el pensar me hace sufrir
como ave, buscaste el nido
para siempre y bien morir.
Esta milonga sentida
a tu memoria la canto
en ella vuelco mis penas
que van mezcladas con llanto.
Quién no recuerda tu canto
si mil corazones
hiciste sangrar
sólo me queda el consuelo
el consuelo de llorar.
Bajo el ala del sombrero (tango) - 1951
Música: Rafael Moreno
Letra: Ismael R. Aguilar
Con un hasta luego, muchachos... se marcha
y deja flotando la fuerte emoción
del último tango que canta esa noche
con cosas que saca de su corazón.
Se marcha, se aleja, es trino, es ansia
de pájaro errante su voz y el afán
de darle a los vientos su canto de embrujo
y andar por caminos que lo alejarán.
Acaso la muerte no quiere que cante
y quiebra las alas del pájaro aquel
y se hace el milagro que quede en el tiempo
cantor y muchacho, Carlitos Gardel.
Su voz está viva viajera en el aire
viajera como esa tarjeta postal
que bajo la gracia porteña del gacho
pasea el donaire de nuestro zorzal.
Carlitos no ha muerto, dejó Buenos Aires
con ese hasta luego, y en gira triunfal
se fue por el mundo llevando en los tangos
la musa doliente de nuestro arrabal...
Y el tiempo que todo lo borra, y que tiene
de echarlo al olvido tal vez intención
no sabe que Carlos está de regreso
que está con nosotros en cada canción.